Este párrafo guarda bastantes coincidencias con un tema que queríamos tratar desde hace tiempo: "Redes Sociales y frustración, cuando el éxito del -otro- me funde".
La modelo en la súper valla.
El actor en la telenovela.
El niño prodigio del cine.
Drama, acción, seducción, tragedia, feliz desenlace, son apenas algunos relatos que veíamos, que admirábamos, y que en ocasiones eran imitadas y en otras rechazadas por completo. Pero, esos sentimientos y anhelos podían ir si acaso, hasta oídos de nuestro amigo o familiar cercano.
Esta realidad, se transformó y con ella, los modos de comunicación y los modos de exposición. Para bien o para mal, ahora poder, es un mero asunto del querer; la mayoría puede aprovechar la vitrina virtual de una u otra red social para esa doble vía exponerse/informarse o, dicho desde los conceptos más amarillistas, exhibirse/averiguar.
Hasta qué punto, es bueno el acceso a la información. Cómo manejamos la sonrisa del "otro" en mi Facebook/Twitter/Instagram/etc/ cuando tengo la palabra bienestar en bancarrota. Cuando los triunfos del otro, son odiosas antipatías para mi triste realidad ¿qué pesa más: saber que muchos aparte de mí, están viendo o una voz que taladra -cuánto me gustaría-? Aquí, justo aquí, el elemento clave será ver el vaso medio lleno o medio vacío, tomar esa sonrisa como trampolín inspirador o como ancla que te arrastra hacia una silenciosa oscuridad.
Re-leemos a Fernández, para opinar y decir que esa sonrisa, será vista no con su color real, sino con el color de los lentes que tengas puestos en ese preciso momento.
NOTA: este es el primero de algunos artículos donde relacionamos Social Media y Psicología, buscamos HT, mándanos tu opción. Mientras usaremos #SocialEmo
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